Siguiendo las normativas vigentes en la Unión Europea, a principios de septiembre de este año se ha dado un cambio en el etiquetado energético de toda la iluminación a la venta en España. Aquí os contamos un poco más sobre ello.
El etiquetado energético, como su nombre indica, existe como una forma de ayudar a los compradores a reconocer fácilmente la eficiencia energética de un producto. En otras palabras, la etiqueta energética permite comprender las características técnicas fundamentales de los productos y diferenciar los productos de bajo consumo de los que tienen un consumo mucho mayor y, por lo tanto, tienen un funcionamiento más caro y son más contaminantes. Hasta ahora, la etiqueta energética establecía estas diferencias de forma sencilla, a través de un rango que iba de la letra A (la más eficiente) hasta la letra E (la menos eficiente).
Sin embargo, la mejora tecnológica que ha tenido lugar en los últimos años ha conllevado una mejora general de la eficiencia energética, hasta tal punto que el etiquetado tradicional ha quedado obsoleto: apenas quedan productos etiquetados en la clase E, mientras que había tantos etiquetados con la A que hubo que empezar a crear nuevos rangos para encuadrarlos: A+, A++, etc. En lo referente a la iluminación LED debido a su bajísimo consumo, la práctica totalidad de los productos se encuadraban en la categoría A o superior.
Así, en 2021 la etiqueta energética ha cambiado para reflejar esta nueva realidad de una forma más precisa e informativa. Aunque los cambios son numerosos y afectan de forma particular a cada tipo de electrodoméstico, el etiquetado de la iluminación ha sufrido pocas modificaciones, y su etiqueta es sencilla y fácil de comprender de un solo vistazo.
Los cambios fundamentales del etiquetado energético de los productos de iluminación son:
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